Estado de la formación bonificada en España

 Fundae publicó a finales de julio pasado su Memoria de Actividades correspondiente al ejercicio 2019. En línea con los cinco años anteriores, el resultado de la formación bonificada en España ha sido malo sin paliativos: solo el 20% de las empresas españolas impartió formación bonificada a sus trabajadores, y solo se aprovechó el 62% del crédito al que tenían derecho estas empresas.
Los números son bastante reveladores del imparable deterioro que sufre el sistema español de formación en el empleo. Desde 2013 a 2019, 140.000 empresas dejaron de impartir formación bonificada a sus trabajadores. Con una regularidad inquietante, cada año se van 20.000 empresas del sistema de formación tutelado por Fundae y el SEPE. La mayoría son microempresas que tienen entre uno y nueve empleados, las cuales constituyen el 90% de las empresas existentes en este país. Pues bien, solo el 15% de las microempresas españolas hicieron formación bonificada en 2019. Es una sangría imparable y no tiene el menor viso de cambiar, ya que la Administración no parece plantearse que hay que hacer algo para cambiar esta tendencia.
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Formación bonificada en España

Como es obvio, no hay una única razón que explique el fracaso actual del sistema de formación en el empleo sino varias. Ahora bien, como especialistas en este sistema desde 2004, tenemos claro que la primera razón es la actitud de la Administración. Hoy en día, bonificar un curso de formación es una carrera de obstáculos en la que la Administración solo pone problemas a la empresa que intenta bonificar el curso. Esta es la principal razón de la huida del sistema de miles de empresas al año. Lo explicaré mejor con un ejemplo.

Pongamos una empresa que realiza un curso de formación, lo bonifica, y al año siguiente recibe una carta de Fundae/SEPE requiriendo la documentación acreditativa de que el curso se impartió adecuadamente. La empresa remite la documentación y, pasado un año, le contestan que tiene que devolver el dinero de la bonificación porque faltaba un sello en los diplomas entregados a los alumnos. O porque en la factura de impartición no venía el número de horas del curso. O porque esa factura se contabilizó en una cuenta con un nombre distinto de la que le gusta al SEPE.

Estado de la formación bonificada en España

En resumen, por cualquier pequeño detalle que figure en la normativa y a la que la Administración se agarra como a un clavo ardiendo para que la empresa devuelva el dinero de la bonificación. Esto se llama afán recaudatorio y es lo que lleva expulsando del sistema a muchísimas empresas desde el principio. Al final, a la Administración le importa un pito que el curso haya sido del agrado de los asistentes y que haya aumentado la cualificación profesional de los mismos. Como faltaba un sello en un diploma, tiene usted que devolver el dinero. A consecuencia de ello, esa empresa no vuelve a hacer cursos para sus trabajadores porque ya no se fía de la Administración. ¿Quién se lo va a reprochar?

Formación bonificada en España

Es un problema, por tanto, de normativa. Si el número de requisitos exigidos por la normativa para la bonificación del curso son cincuenta y siete, ello exigirá un esfuerzo mucho mayor para las empresas que si los requisitos son diez. El sistema de formación en el empleo solo mejorará cuando la Administración disminuya el número de requisitos exigidos en la actualidad para la bonificación de los cursos. Es urgente y necesario modificar la normativa actual. Solo así se conseguirá que las empresas españolas demanden mas formación y que mantengan su capacitación profesional y su competitividad.